Las estafas basadas en el cuento del tío siguen sumando nuevas
versiones, sobre todo a partir de la utilización de dispositivos
tecnológicos e Internet. Y así fue que el nombre del servicio de
mensajería WhatsApp fue utilizado para estafar, en esta oportunidad, a
cerca de 11 mil personas y recaudar más de 40 mil euros.
Un joven de Murcia, España, creó una aplicación llamada WhatsApp Spy que prometía la posibilidad de poder espiar los mensajes de amigos, parejas y de toda persona que utilizara el servicio de mensajería instantánea.
Y como la pulsión de curiosidad de quienes recibieron la invitación fue
mucho mayor que el respeto hacia la privacidad del prójimo y a la ley
misma (ya que se trata de un delito, cayeron en la trampa.
Para descarga la aplicación, los invitados a espiar debían informar su número telefónico y quedaban suscriptos a un servicio de mensajería por SMS que cobraba entre 1,5 y 7,5 euros.
Pero al poco tiempo de intentar usar el "programita espía" se daban
cuenta que no cumplía lo prometido (poder espiar al prójimo).
El
haber pagado por un servicio con la idea de cometer un delito y la
posibilidad de quedar en ridículo por haber sido burlados en su mala fe
seguramente demoró a más de un estafado a no reclamar legalmente por la
ineficiencia del programita o por los cargos que le llegaron a través de
los servicios de mensajería de texto.
Igualmente, y
ante la popularidad incipiente que había alcanzado la aplicación,
policía especializada se puso al tanto de la estafa y pudo dar con el
responsable.
Una vez más hay que insistir en que este tipo de estafas continuan aprovechando los bajos instintos de las personas que aceptan sus propuestas.
Ya pasó con los servicios que prometían informar sobre quiénes nos
borraron de Messenger o los que prometían informar sobre quiénes veían
nuestro perfil en Facebook.
A esa lista también hay que
sumarle las propuestas que llegan para hacer dinero fácil u obtener las
imágenes chicas famosas desnudas o en actos íntimos.
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